martes, 1 de marzo de 2016

Caricias Perdidas:




Aquellas caricias que penetraban en todo mi cuerpo, que profundizaban en todo mi ser como una fuerte ráfaga de aire frío, estremeciéndome y haciéndome sentir la persona más especial del universo. Aquellas caricias son las que todavía recuerdo como algo muy presente, como algo que todavía no ha desaparecido de las profundidades de mi mar, que es el corazón y mis pensamientos, que es mi mente. Toda mi fe hacia lo que teníamos desapareció en las sombras, como algo que ya no quisiera ser pronunciado, como algo totalmente desconocido y que se supone que se debe olvidar para que no haga daño, pero yo no he olvidado nada, sigues tan presente como el día en que te conocí en aquella playa alejada de toda civilización y en la que estábamos completamente solos, charlando de cosas banales como el tiempo que hacía o la estupidez humana en términos generales.

¿Solamente era sexo? Parecía ser algo más, ya que, aquella intensidad en las caricias ahora perdidas que compartimos no parecían ser algo pasajero, algo que no fuera a importar nada en absoluto. Tu mirada era de completa seguridad, transmitías amor y todo lo que implicaba ésto en alguien tan sensible y romanticona como lo era yo, pero también me había convertido en alguien crédula e ignorante al no darme cuenta de que todos aquellos momentos íntimos y sensuales que tuvimos a ti no te importaban, sino que, tan solo era otro juguete más de tu colección, otra niña tonta que caía en tus brazos a la espera de que llegara otra más interesante y con mejor flexibilidad.

¿Aquellas conversaciones largas en la cama eran verdad? Tus labios finos pronunciaban hermosas palabras sin cesar, de hecho, parecían verdades pero me doy cuenta de que eran mentiras salidas para llegar al corazón de una mujer totalmente sumida en tus ojos verdosos y de gran intensidad, completamente sumisa a aquellas sensuales manos que acariciaban todo mi cuerpo. Aquellas palabras salían de tu boca con una completa seriedad que no había escuchado nunca en ningún otro hombre, y realmente, hiciste que me sintiera hasta complacida de ver que se dirigían a mí y no a cualquier otra mujer de la que podrías haberte enamorado antes o después de mí... qué tonta fui, ¿verdad? Aún recuerdo una de aquellas conversaciones después de haber hecho el amor de una forma más salvaje de lo normal, produciéndonos un éxtasis que en ningún otro momento habíamos tenido, en ningún otro tiempo en el que lo hubiéramos imaginado... 

- Éstos son los mejores momentos del día - dijiste con aquella sensualidad en tu preciosa y perfecta voz. Besaste mi frente con suavidad, abrazándome, mientras respirabas entrecortadamente debido al esfuerzo -.

- ¿De verdad? Pensaba que los mejores momentos del día son los que pasas con tu guapa secretaria en la oficina - te respondí irónicamente, para saber qué pensabas de la relación que estábamos manteniendo, si se podía llamar así -.

- Nunca habrá nadie que me haga sentir lo que me haces sentir tú - me dijiste, a lo que después añadiste un apasionado beso, posándote sobre mis labios como si quisieras robarlos de mi cuerpo desnudo - Eres una mujer increíble.

- Me gustaría estar segura de que ésto es real, de que estamos bien - te dije algo preocupada y con aquella seriedad que me embriagaba cuando me sentía así - Quiero saber que permanecerás a mi lado por mucho tiempo más, no quiero perder algo como lo que tenemos.

- No lo perderemos, es algo maravilloso que hemos podido compartir - aquella caricia tocando mi cara poco a poco y con todo el cariño del que fuiste capaz como si yo fuera una muñeca de porcelana, nunca la olvidaré - Ésto es mucho más real de lo que realmente ves, lo que siento es lo más verdadero que he sentido por ninguna otra persona en el mundo.

Hiciste que esbozara una agradable sonrisa y que me acurrucara a tu lado toda la noche. Todo aquello resultó ser una falacia, te fuiste para no volver y me dejaste con las manos vacías, esperándote algún día, esperando aquellas caricias que te llevaste contigo, pensando que todo lo que teníamos había desaparecido por completo. Después de aquellos agradables meses, fingiste no conocerme cuando fui a verte al trabajo, tu mirada de incredulidad me dejó helada y tu siguiente respuesta me rompió en pedazos de fuera hacia dentro.

- Disculpe, ¿quería algo? - mi cuerpo se quedó paralizado, esperando que aquello fuera una de las mil pequeñas bromas que solías decirme antes de que nuestros párpados se cerraran fuera de nuestra voluntad -.

- David, soy yo - me reí, pero paré en seco cuando vi la cara de extrañeza que tus ojos me transmitían, era increíble que estuviera pasando algo semejante, no podía creérmelo - ¿Qué te ocurre?

- ¿La conozco de algo? - seguías con tus trece, para ti ya no era nadie después de haber pasado los últimos tres meses juntos, tan unidos que hasta dolía, tan feliz que hasta imaginaba que podríamos tener una relación seria - Discúlpeme, pero tengo que trabajar.

Esta fue nuestra última conversación, no más llamadas, no más mensajes y no más caricias, aquellas que perdí en el mismo momento en que tu mirada de extrañeza atravesó mi corazón y lo abrió de par en par. Tan solo me utilizaste para tu propio beneficio, ahora lo puedo ver claro, y es lo que haces con todas las mujeres con las que te topas; no era la única a la que le hacías caricias o le decías palabras sensuales y bonitas, ¿verdad? tan solo querías pasar un buen rato con alguien que fuera medianamente entretenido, te diera conversación y un sexo que pudieras contar al resto de tus amigos, si es que tenías alguno, ya que, ya no me fío de nada de lo que puedan decirme.

Todo se volvió diferente para mí, pero no te das cuenta del dolor que provocas haciendo algo así a alguien que ha empezado a sentir cosas por ti, ¿no entiendes que las personas sentimos y tenemos un corazón que puede empezar a llorar en cualquier momento o te creías que yo era de piedra? No sé por qué fui tan estúpida como para no darme cuenta de lo que hacías y de cómo te comportabas, cómo se suponía que me necesitabas y cómo se suponía que empezabas a quererme. Creí que realmente había entrado en tu zona profunda, empezar a invadir tu espacio personal sin miedo a que pudiera incomodarte, pensé que todo lo que había esperado lo tenía justo delante y que no quería perderlo por nada del mundo, pero nada es tan fácil, ¿verdad?

Lo único que pude hacer fue recoger los trozos que quedaban de mi persona, quitar mis lágrimas de las profundidades de mi ser y de mis ojos castaños, borrar aquellas palabras que sonaban tan sinceras y que realmente eran una mentira, intentar no recordar todas aquellos besos y caricias que fueron dados durante meses habiendo desaparecido por completo al abrir los ojos, intentar olvidarme de ti en su conjunto, de tu pelo negro y suave, de tus labios finos y cremosos, de tus palabras producidas por una voz suave y sensual, de aquel cuerpo esbelto que me encantaba comer una y otra vez como si tuviera un hambre feroz e incontrolable. Todo ha desaparecido, te has ido y, por mucho que quiera asumirlo, aún me parece surrealista dándome cuenta de que tú sigues con tu vida sin mirar atrás y que yo todavía sigo pensando en ti como una tonta, no sabría cómo expresar lo que siento ahora mismo, pero es una especie de rabia combinada con tristeza, una especie de horror y pánico de perderte sabiendo que ya lo he hecho, sabiendo que ya te has ido...

Durante algún tiempo, me he preguntado si he sido yo la culpable de todo ésto, si te dije algo que no te gustó o hice algo que te dolió, pero no he encontrado ni un solo motivo, solamente me dejaste atrás porque quisiste, quizá pusiste a mi persona una fecha de caducidad lo suficientemente cómoda para que me confiara y pensara que iba a estar contigo mucho más tiempo y así poder disfrutar de aquello que más deseabas, tan solo sexo, tan solo un rato placentero del que olvidarte después, dejándome alejada de ti por completo, sin previo aviso y sin una sola justificación para ello, ¿a cuántas mujeres le has hecho lo mismo? ¿han pensado y sentido lo mismo que yo estoy sintiendo ahora mismo? ¿crees que es algo bueno para nosotras o tan solo disfrutas haciéndonos daño?

Las caricias han desaparecido de mi vida, como algo fugaz, como un visto y no visto, ya no he vuelto a sentir cariño de ninguna otra persona y tampoco he llegado a planteármelo, el miedo de ser traicionada otra vez puede conmigo. Desapareciste tan fácilmente como tus palabras, sin motivo aparente, sin una justificación o un "lo dejamos", algo bastante extraño cuando en todas aquellas noches y conversaciones juntos te di todo lo que tenía de mí hacia ti y no has valorado nada en absoluto. Has elegido tu vida, parece que yo no estaba destinada a estar en ella o a compartir todo lo que yo tenía contigo, haciendo que nada sea como antes y que no pueda olvidar las cosas tan fácilmente como bien me gustaría. No te ha importado en absoluto cómo me siento o qué es lo que pulula en mi cabeza cada vez que abro los ojos y pienso en ti, cada vez que escucho tus palabras en mi mente con total suavidad pero sabiendo que no son verdad y que realmente no estás aquí ni lo estarás nunca más.

Aquellas caricias perdidas son las que recordaré, posadas en mi cuerpo tocándome suavemente y haciéndome sentir increíblemente especial, haciéndome creer que lo que sentíamos era mutuo, haciendo crecer lágrimas en mi interior junto con una culpabilidad sin igual, haciéndome sentir idiota como para no ver lo que tenía delante de mí, ¿cómo pude no verlo? Demasiadas preguntas sin contestación, muchas formas en la que justificarte pero ninguna de ellas pareciéndome una opción real o satisfactoria, demasiado dolor como para expresarlo con palabras, siempre sintiendo aquellas caricias ahora transparentes y ausentes de amor y cariño, dejadas atrás, en un pasado que se ha ido demasiado deprisa para mí y muy corto para ti, con faltas continuas de decisión y tan solo siendo una distracción, un juguete y algo pasajero para ti, como será toda tu vida y tu futuro próximo, quizá sin entender realmente el dolor que causas y, aunque te hayas ido y sienta rabia, siempre permanecerás en mí, pegado en todas las partes de mi cuerpo y presentes cada día, cada noche y todos los días de mi vida.

Escrito por: © Laura Perelló Sanz.

Podéis visitar mis blogs:
www.trackontime.blogspot.com
www.trackontimecharacters.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario