miércoles, 1 de junio de 2016

Sacrificios:



Mi respiración se entrecortaba, la vista se me nublaba, me sentía exhausta y no sabía qué me estaba pasando, mis labios empezaron a temblar. Pasabas por mi mente constantemente, como si estuviera muriendo y viera mi vida pasar, lo que en mi caso, mi vida eras tan solo tú. Significabas tanto para mí que no bastaba tan solo una cena para seguir conociéndote como lo hacía, no bastaban esos abrazos de completa complicidad entre ambos, de esas miradas de apoyo y esas palabras de tranquilidad y certeza. Formabas parte de mí, compartíamos la misma sangre e incluso, el mismo espíritu cuando nacimos, hasta pensábamos igual, una misma raza, una misma certeza y una misma enseñanza, no podía ser mejor, ¿verdad?

Los recuerdos venían a mi mente justo en ese momento en el que me sentía atrapada dentro de mi cuerpo, en ese momento de agonía y desesperación. Tú estabas sentado a mi lado en la cama, sonriéndome por algo que yo había dicho, por alguna tontería que se me debió de ocurrir en ese momento y que tú le encontraste la gracia que otros no encontraron, era curioso cómo me hacías de feliz.

- No deberías sentirte así, no eres extraña ni alguien que provenga de otro planeta tan solo por pensar distinto, siempre serás Leila para mí - me acariciaste el cabello suavemente, con dulzura para mostrarme el cariño que sentías hacia mí. A lo cual, yo sonreí -.

- Tan solo quiero ser normal, sentirme normal - te dije desesperada, cogiéndote la mano fuertemente, debido al miedo que sentía por aquello que me había regalado el destino de nuestra raza -.

- Lo eres para mí - dijiste, intentando tranquilizarme y dándome un beso en la frente en signo de protección, lo cual, agradecí -.

Entendías en todo momento lo que me iba a ocurrir, sabías que los dioses iban a sacrificarme para sus propios beneficios, para poder obtener la magia que había en mi interior, que a mi edad ya empezaba a florecer. Nunca supe tu intención verdadera hasta que lo hiciste, por ello, me diste ese beso en la frente, por eso ese abrazo que me apretaba hasta las costillas y me dejabas sin respiración, por eso te fuiste. Era el momento, justo en el altar de sacrificios donde moriría para tener una magia más fuerte y potente, lo que no sabían ellos es que ibas a interponerte, ya que, sabías perfectamente que todas las brujas que habían muerto jamás habían vuelto y los dioses absorbían todos sus poderes dejándolas muertas y desamparadas en la oscuridad del otro lado. Te sacrificaste para que fuera yo quién absorbiera los poderes de los dioses, era una forma de canalizar energía y terminar con ellos para que dejaran de hacer daño a nuestro aquelarre, el cual, todavía permanecía ciego a lo que hacían con ellos.

Para mí has sido una gran perdida, y francamente, te echo de menos. Eras mi familia, mi hermano de sangre y una parte tan grande de mí que hasta dolía. Nunca me contaste lo que ibas a hacer porque querías protegerme y no querías que me preocupara, lo único que me prometiste fue que lo arreglarías, que no haría falta que yo tuviera que morir, pero jamás imaginé que serías tú quién lo hiciera, que lo harías por mí... Formabas parte de mi respiración, me ayudabas a canalizar mi aire, mi magia e incluso, me ayudabas a desahogarme por todo aquello que acontecía en el aquelarre de brujos, ya que, sabes perfectamente que hay muchas cosas que no se saben, muchas cosas que esconden y muchos de los participantes son algo ignorantes debido a que son sacrificados por los dioses mismos, por sus propios intereses sin importar nuestras vidas en absoluto.

Volví en sí, después de aquel entrecortado momento, mis ojos volvieron a la normalidad y pude ver con total claridad, mis labios dejaron de temblar y me encontraba en uno de los barrios del Bronx algo peligrosos, pero en el cual, tenía que andar por allí debido a que mi trabajo estaba a la otra punta de la misma. Me había quedado paralizada allí, mirando el suelo mientras había pasado por aquel mal trago, por aquel momento en el que me ahogaba, algo que me pasaba frecuentemente desde que adquirí toda la magia de los dioses y acabaron siendo desterrados, de hecho, me gustaría que estuvieras aquí para ayudarme a sobrellevarlo. Te preguntarás por qué estoy en la Tierra y no en el lugar donde nacimos que, como bien sabes, es el planeta al que pertenecíamos, un lugar muy verde y mágico, muy cómodo y lleno de amor y solidaridad entre todos los vecinos; pues bien, no me encuentro allí por lo que pasó con los sacrificios y, después de tu muerte, no quise volver y menos sabiendo que nuestros familiares estaban involucrados en los mismos, era imposible aceptar algo así por mi parte.

Llegué a mi trabajo, un lugar algo ajetreado, bastante estresante y un lugar lleno de comida basura, algo no muy saludable para los humanos; no te habría gustado. Estaba algo mareada por lo ocurrido unos momentos antes, pero fui al vestuario para cambiarme y ponerme ese horrible gorro de hamburguesa y esos pantalones que eran de lo más extraños y que no combinaban con la gorra. No me gustaba este trabajo, pero es algo que debía hacer para ayudarme a seguir adelante y poder vivir bien en un lugar del que no conozco gran cosa y un planeta que vive del dinero, por lo que, a cualquier sitio que voy he de pagar. Me di cuenta de que había alguien en el vestuario, mirándome desde la oscuridad, totalmente escondida, quizá esperando que no la viera, o dudando de si quería que lo hiciera o no. Una niña pequeña de mi misma raza quizá salió de entre los muchos armarios que había en aquellos vestuarios para guardar toallas y varios de los utensilios utilizados para la limpieza. 

- ¿Kerli? - le pregunté sorprendida, no sabía qué estaba haciendo allí y cómo había venido siendo tan joven, tan solo tenía quince años - ¿Qué estás haciendo aquí?

- Necesito tu ayuda - me dijo asustada. Sabía qué iba a decirme, estaba en la misma situación que estuve yo unos tres años atrás - Quieren que me entregue a los dioses dentro de tres días, no estoy segura de qué van a hacerme.

- No puedes volver a allí - le exigí al instante - Vas a quedarte conmigo en mi piso, está a unas manzanas de aquí.

La cogí del brazo y me la llevé dejando el trabajo en el acto, no podía permitir que sacrificaran a una chica tan joven y con tanto futuro con la brujería, era muy lista y tenía muchas ganas de aprender, incluso podría enseñarle yo. Nada de ésto no tuvo futuro, ya que, algunos de los que buscaban a Kerli estaban esperando en mi casa, finalmente me habían encontrado... Mis ojos se abrieron de par en par al ver a aquellos dos hombres de piel azulada que venían a por mí, que buscaban a la joven para sacrificarla, de hecho, sabes perfectamente quiénes son.

- Tienes que venir con nosotros, te lo exigen los dioses - dijo uno de ellos, alguien al que algún día conocí pero que dejé de hacerlo cuando se quedó en aquel planeta haciendo caso omiso a lo que nos hicieron a todos los jóvenes por culpa de los dioses - No tienes elección.

- Sí la tiene - respondí con convicción - No vais a llevárosla - les dije, poniéndome justo delante de ella para protegerla de ellos -.

- Sabes que no, Leila - levantó la mirada hacia mí para captarme en su red de mentiras - Ya sabes cómo terminó tu hermano.

- Ni se te ocurra nombrarle, sabes lo que se hace en los sacrificios - respondí enfadada - No tienen derecho a hacerles ésto, ¡tan solo son niños!

- Sabes que voy a pasar por encima de ti para llegar a ella, no me obligues - ignoró lo anterior, por supuesto, estaba totalmente cegados por sus mentiras - Apártate.

Mi negativa dio lugar a un intercambio de luces con una fuerte intensidad, ambos peleábamos mediante fuertes ráfagas de magia, normalmente negra. Terminé llena de cortes, exhausta y sorprendida de los poderes tan fuertes que les habían proporcionado a aquellos súbditos de los dioses. Tuve un momento de debilidad, un momento en el que te volvía a recordar, sentado a mi lado mirando uno de los mares más extenso de nuestro planeta, tan solo hablando de cosas que hacían que te quedaras junto a mí.

- Eres muy fuerte, podemos solucionar ésto - me dijiste con total condescendencia - Sabes que yo siempre estaré a tu lado pase lo que pase, justo aquí - me tocaste el pecho y me diste un beso en la mejilla, siempre lo recordaré -.

- Lo sé - te sonreí complaciente - Siempre estarás conmigo.

Aquellos recuerdos formaron parte de una oscuridad que se atenuaba conforme pasaban los minutos, que en estos momentos, eran bastante lentos. Antes de desaparecer el plano terrenal, le dije a Kerli que no se dejara llevar por ellos, que iban a sacrificarla y que lo que debía hacer era absorber todo el poder que pudiera ahora que yo me había convertido en el sacrificio. 

Por fin volví contigo, dejando de huir, dejando de torturarme por aquellas cosas de las que me condenaron, aquella culpabilidad que siempre florecía cuando te recordaba, recordando tu sacrificio. Estarás realmente enfadado al verme junto a ti en el lugar donde pertenecíamos los brujos que moríamos, un lugar sagrado en el más allá. Al menos, había una sola cosa en la que no nos habían mentido, al menos una realidad dentro de tanta mentira...


Escrito por: © Laura Perelló Sanz.

Podéis visitar mis blogs:
www.trackontime.blogspot.com

www.trackontimecharacters.blogspot.com

2 comentarios: