miércoles, 10 de mayo de 2017

Meg:



Imagino a una chica que compartiría mi vida,
Como todos los soñadores tienden a hacer,
Su rostro que siempre evoca en mi memoria,
Tierna como el mar, sensible como el amanecer.

Caprichosa como el viento,
Inestables como la lluvia,
Tan espontánea como el café,
Misteriosa como el mar,
Soñadora como un atardecer…

No hay posibilidad de poner fin a este punto de vista,
Cuando la historia recién tiende a nacer,
Parece que nunca llegaría a su final,

Cuando el sol solo brilla a través de su sonrisa,
Construyendo un camino estable y fuerte para caminar,
Para estar en la pobreza y en la riqueza
En la salud y en la enfermedad,
Para amar y cuidar… Tener y mantener…

Hay una casa que se desprende entre medio del monte,
Es un lugar que siempre me ha gustado de niño,
Pueden faltarle un par de clavos, unas tablas, y una mano de pintura,
Pero es un lugar soñador, entre el campo verde, un aire libre y puro…

Si usted me permite el atrevimiento,
Caminaremos de la mano por el campo de cebada,
Soy un hombre difícil de superar cuando algo me propongo,
¿Señorita meg, toma mi mano esta mañana?

Yo le prometo que con el sudor de mi frente,
Voy a hacer difícil de reemplazar,
Cuando no tenga otra opción que sonreír con el amanecer,
El ruido del mar… y el sabor de tu piel…

¿Dime, señorita meg?


© Pablo Pais

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